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Conducir embarazada: cómo hacerlo de forma segura

Estar embarazada no es un impedimento para conducir, a no ser que un profesional médico lo haya desaconsejado explícitamente, se tengan contracciones o la fecha de parto esté muy cerca. No obstante, se deben tener en cuenta algunos aspectos para garantizar la seguridad de la embarazada y la del bebé.

En primer lugar, es importante saber cómo sentarse. El respaldo tiene que estar lo más recto posible y el reposacabezas debe tener la parte superior a la altura de la cabeza. La conductora debe colocarse a unos 25 centímetros del volante.

Hay que usar siempre el cinturón de seguridad. La parte superior del cinturón ha de estar entre abdomen y el pecho y la parte inferior entre el abdomen y los muslos. Lo más recomendable es utilizar el cinturón de tres puntos de anclaje, aquellos que disponen de banda pélvica o inferior y banda torácica o superior. Otra opción es un adaptador que permita este sistema de tres puntos.

No hay que desactivar el airbag. En caso de un accidente, éste sólo salta a la altura de la cabeza y del tórax, por lo que no afectaría en ningún caso al bebé.

En viajes largos se recomienda beber agua y descansar cada cierto tiempo. Es aconsejable parar cada dos horas como máximo y caminar durante diez minutos.

Por lo general se puede conducir hasta los seis meses. A partir de ese momento, es mejor que la embarazada no conduzca, sobre todo porque la libertad de movimiento se ve limitada y, en consecuencia, la capacidad de reacción y la agilidad se reducen.