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Neuroplasticidad: cómo se adapta nuestro cerebro a situaciones cambiantes del entorno
La plasticidad cerebral (o neuroplasticidad) es conocida como la capacidad que tiene nuestro cerebro y sistema nervioso para cambiar y amoldarse a partir de su interacción con el entorno. Este proceso ocurre de manera constante, en tiempo real, según vamos recibiendo el torrente de estímulos del exterior nuestro cerebro se va modificando y adaptando al contexto en el que vivimos.
Se podría decir que la plasticidad cerebral es lo opuesto a un diseño creado para conseguir objetivos concretos, no tenemos una conducta predecible, al contrario, es compleja y dependerá de todos los detalles que conforman nuestra experiencia pasada y la situación actual que vivimos. Esto hace que por un lado, la neuroplasticidad tenga un punto negativo como la aparición de fobias o traumas, sin embargo, si no existiera no podríamos aprender nunca de nuestra experiencia o crear formas de pensamiento complejas. Por ejemplo, sin plasticidad cerebral no seríamos capaces de crear ideas abstractas para construir una memoria autobiográfica que nos permita ser conscientes de nosotros mismos.
Asimismo, esta curiosa característica de nuestro sistema central influye en gran medida en nuestra felicidad, ya que nos permite desarrollar la resiliencia, es decir, la capacidad de una persona para superar circunstancias traumáticas. De este modo, nuestro cerebro es capaz de vencer eventos catastróficos, entornos tóxicos (como relaciones de parejas, familiares o compañeros de trabajo) y desarrollar nuevas conexiones neuronales saludables una vez que volvemos a una situación de tranquilidad o estabilidad.
De manera consciente, podemos facilitarle el camino a nuestro cerebro para alcanzar su propio bienestar siguiendo algunos consejos que ayudan a la creación de nuevas conexiones neuronales para lograr una mayor adaptabilidad.
- Seguir una dieta equilibrada y saludable: Como siempre, el consumo de alimentos naturales, en vez de procesados, nos ayuda a mantener activo tanto nuestro cuerpo como nuestra mente.
- Realizar actividad física: Un ejercicio físico regular ayuda a conservar una buena salud cerebral y un óptimo funcionamiento cognitivo.
- Una taza de café: Esta bebida, como el cacao, mejora el funcionamiento vascular y ayuda a reparar el daño cerebral sufrido por el estrés o un entorno tóxico, es decir, se trata de un antioxidante natural.
- Meditar: La meditación reduce los desórdenes del estado de ánimo y permite la conectividad de diferentes regiones del cerebro mejorando la atención y concentración.
- Dormir: Debemos dormir a diario una cantidad de horas suficientes ya que se trata de una actividad reparadora que consolida la memoria, regula todo el sistema corporal y mejora el estado de ánimo.
- Tener la mente activa: Es importante mantenerse activo mentalmente a lo largo de toda la vida. Ejercicios como el sudoku, crucigramas o aprender un nuevo idioma ayudan a mejorar el funcionamiento cognitivo a cualquier edad.
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